Dos terrazas convierten a esta vivienda, situada en el ático de un edificio madrileño, en un auténtico paraíso en la ciudad. Proyectada por el arquitecto J L Solans, la decoración interior hace gala de la fuerte personalidad que ha imprimido a todas las estancias el artista Iñigo Güell.
El arquitecto José Luis Solans se encargó del proyecto de unificación de estos dos áticos madrileños. En principio, eran dos casas independientes e idénticas que contaban, cada una, con 140 m2; gracias a una sencilla reforma, en la que se eliminó el tabique que separaba los salones, pasó a ser una sola vivienda. En la distribución actual se suceden el recibidor, un salón, el comedor, una sala de estar, dos cocinas, un dormitorio con su vestidor, cuatro cuartos de baño, un despacho y un solo pasillo, ya que el otro se incorporó a la sala de estar, el dormitorio y el vestidor. La decoración interior se llevó a cabo bajo el asesoramiento del artista íñigo Güell; su intervención queda plasmada en unos ambientes elegantes, en los que se advierten cierto aire minimalista y un toque de sobriedad. Están dominados por los tonos cálidos, como el beige o el marfil, que se rompen visualmente por la presencia de colores agresivos como el rojo y el negro. Un factor determinante en cada una de las estancias es su gran luminosidad, proporcionada por amplios ventanales y las puertas acristaladas que se abren a las dos espléndidas terrazas que tiene la casa. El salón y el comedor se situaron en un amplio espacio con forma rectangular que está flanqueado por las dos terrazas, y que se comunica a su vez, gracias a un vano, con la sala de estar. El salón está compuesto por un único ambiente formado por un sofá tapizado en tono marfil, procedente de Casa & Jardín al igual que una pareja de butacas, una silla oriental de cuero rojo de Grupo 13 y una mesa de centro de hierro y cristal de Becara, que descansan sobre una alfombra americana de principios de siglo adquirida en Rica Basagoiti. Al lado del sofá, sobre el que cuelga una magnífica obra de Bonifacio, se colocó una escultura africana antigua. Un banco rústico y un óleo de Sebastian Nicolau completan la decoración. En la zona de paso al comedor, se creó un rincón de lectura, con dos bibliotecas de madera diseñadas por íñigo Güell y una butaca de cuero rojo iluminada por una lámpara de pie, ambas de Casa & Jardín. En el ala opuesta al salón, abierta a la otra terraza, se dispuso el comedor, cuya decoración, poco convencional, está determinada por una chimenea de hierro forjado pintado en negro, diseño de José Luis Solans, flanqueada por dos librerías de obra. Frente a ésta se situó una mesa de caoba rubia de Grupo 13, acompañada de una sillería art déco de madera de raíz con asiento tapizado con una tela de rayas, también de Grupo 13, a juego con los estores. La estancia donde más tiempo pasan los habitantes de esta vivienda es la que se destinó a sala de estar, que se encuentra a continuación del salón y que se comunica con
el pasillo que conduce al despacho y, a través de dos peldaños, al distribuidor que enlaza con una de las cocinas, dos cuartos de baño y el dormitorio. En la sala llama la atención del visitante un monitor de televisión colgado del techo que se proyecta en una pantalla colocada en una librería de obra. En torno a éste se dispusieron un sofá de terciopelo beige de Grupo 13, de donde procede igualmente la mesa de centro de madera y dos butacas de terciopelo negro, diseño del arquitecto. Junto al vano que se abre al salón, un escritorio chino antiguo de madera de ciprés y una silla oriental de Grupo 13 centran el rincón de trabajo. Toda la zona noble de la casa se encuentra visualmente unificada por la tarima de pino melis del suelo y el tono vainilla que se utilizó para pintar las paredes.
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