La casa es un reflejo de nosotros mismos, tanto el interior como el exterior deja ver parte de nuestra personalidad. Y además , al ver la fachada, es la primera impresión que se llevan de nosotros.
Si está en etapa de proyecto, quizás ya tenga una idea de cual será el estilo a elegir que más le vaya a usted y su familia.
Puede optar por un estilo contemporáneo de líneas rectas y volúmenes definidos, o un chalet clásico francés o villa italiana.
Observe el entorno, como están diseñadas las fachadas aledañas, más cercanas.
Los cánones de belleza y diseño se han ido modificando pero le conviene respetar los lineamientos del diseño clásico para no caer en una fachada desproporcionada, recargada o desequilibrada.
Un buen balance, la proporción adecuada, la armonía y el orden, determinan un buen diseño. La elegancia radica en equilibrio y las medidas adecuadas en las formas geométricas.
Aunque los gustos sean diferentes para cada persona, hay pautas universales que responden a cada estilo.
Una fachada define la personalidad de su dueño, existen estilos como el normando, el tudor o el georgiano que dan idea de lujo y opulencia.
Un estilo racionalista, más despojado, con líneas rectas y amplios paños vidriados, más vanguardista, dan idea de pulcritud, libertad y de una vida mas actual.
Un estilo de chalet tipo americano nos da idea de equilibrio y vinculación con la naturaleza, modestia y armonía en la expresión del espacio exterior.
Renovar la fachada de una casa aumenta su valor inmobiliario.
Por esta razón, si a usted le gusta investigar y probar alternativas, ensaye modelos diferentes y diseños hasta que encuentre el que mas le satisfaga. El tiempo que invierta en el proyecto de la fachada será bien amortizado con un resultado satisfactorio.
Casi todas las fachadas pueden ser rediseñadas exitosamente. Lo sustancial es organizarse deteniéndose en distintas pautas de diseño, considerando lo existente y adecuándolo al estilo elegido, combinando buenas ideas con la búsqueda de modelos los adecuados.
Aun en fachadas planas en viviendas y edificios con poca riqueza espacial en su arquitectura, puede lograrse una sustancial mejora trabajando con una ornamentación apoyada en estos principios básicos enumerados anteriormente.
Muchos movimientos arquitectónicos han contado con ornamentos como balaustradas, shutters, almohadillado, cenefas, pilastras, cornisas, molduras, etc., que pueden incorporarse armónicamente y enriquecer una fachada desactualizada o sin riqueza.
No se circunscriba a ideas conocidas, investigue; observe cómo están resueltas las fachadas de los diferentes estilos.
Eso sí, evite combinar recursos de distintos estilos y no se olvide de recurrir a la geometría y al sentido de las proporciones para lograr un resultado armonioso. Es preferible copiar lo bien realizado por otros que diseñar sin gusto o sin sentido de la belleza.
El secreto es primero conocer los diferentes estilos, tomar buenos ejemplos para no cometer errores que cuestan caros.
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