Pensando en el día de San Valentín con sus bombones, corazones, flores, enamoramientos… Y por supuesto, el sempiterno color rosa que es sin duda el paradigma del romanticismo. Pero vamos a decirlo con todas las letras: este color puede ser muy, muy cursi, si no se utiliza bien en decoración. Sin embargo, y como podéis ver en estas imágenes, es posible decorar con el complicado rosa de forma que los ambientes luzcan con una modernidad y una elegancia insuperables. La clave es saber dosificar el color, adecuarlo a los ambientes y combinarlo con gracia. Para que lo consigáis, ahí van unas cuantas claves.
Una pared y una alfombra
Una buena forma de incorporar el rosa a la decoración es hacerlo en las paredes, como en esta imagen. Podéis escoger un acabado difuminado como el de la foto y destinarlo solo a una pared principal, dejando las demás en blanco. Como complementos, el gran sofá y una sencilla alfombra… Y lo demás, cuanto más claro, mejor. El rosa combina muy bien con colores ácidos como el verde lima o el amarillo limón, tan de moda hoy día.
Rosa moderno para niñas
Las habitaciones infantiles (bueno, concretamente las de las niñas) son por lo general reducto exclusivo del rosa. ¿Qué niña no ha querido alguna vez un cuarto de ese color? Para evitar que ellas y nosotros terminemos hartos de tanto pastel, intentad escoger motivos divertidos y alegres, lo más modernos posible. Si llenamos el cuarto de color rosa hay que intentar alejarse de las princesas, las mariposas y los ponies, a riesgo de parecer que vivimos en el cuarto de Barbie.
Toques fucsia combinados con gris
Otra buena opción para incluir el rosa en los ambientes es destinarlo a toques fuertes, pero aislados. Por ejemplo, las espectaculares flores del papel pintado de este salón. El color rosa palo de los pufs es también un acierto, y fijaos bien, porque el rosa también combina a la perfección con los grises (claros o antracita) y los malvas. Los detalles en metal cromado siempre funcional, así como el cristal.
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